#MujeresQueEscriben

Desde el 10 de diciembre de 2023, en La Transformación Escritura llevamos adelante un carteo de verano que bautizamos Tenés un email.

Claramente, fue inspirado en la película, pero también en otros proyectos de esta especie donde participamos: las antologías de cartas que publicamos en este taller en 2021 (Correspondencias y Cosas que nos gusta escribir), Un amor de verano, el libro Nunca me dejes de responder y la antología Intranquilas y venenosas, que nació en pandemia.

Los que siguen a continuación son algunos intercambios que seleccionamos de este inspirador experimento entre unas 30 personas que pasaron por los talleres a lo largo de estos últimos años.

💌 Cuerpito gentil

Estuve escribiendo poco pues las últimas jornadas fueron inquietantes, con tantas y tantas malas noticias, no a nivel personal sino social… esto me impidió sentarme con la cabeza libre y fresca. Hoy me propuse recuperar la cordura, por eso te escribo. Sé que es un día difícil por toda la movida que hay, generalmente, en los hogares. No es mi caso: me voy a pasar 31 a la casa de mi hermano, ¡entonces no preparo nada! Solo llevo vino y ya envié panes dulces por medio de una amiga. Por la tarde me preparo y voy de “cuerpito gentil” y me aparezco tranquilamente.
En cuanto a mi casa, decidí no comprar nada que no sea absolutamente imprescindible, por eso fui a comprar fruta y verdura y no more. Nadie va a saquear mis bolsillos impunemente, al menos quiero ser consciente de esa decisión que es chiquita pero voluntariosa.

Autora: Lady social & práctica

💌 Un librito liviano en la mochila

Creo que es parte de vivir en CABA, todo lleva mucho tiempo. Por ejemplo, ni se me ocurre sacar el auto para ir a hacer algo, porque estacionar es un infierno. Para todo camino o voy en colectivo. Y todos esos minutos se van sumando. Los colectivos vienen cuando quieren, así que me acostumbré a calcular dos horas para llegar a cualquier lugar, aunque solo sean cuarenta minutos reales lo que lleve el traslado en sí. Y soy muy puntual, no lo puedo evitar. Me estresa llegar tarde. Así que siempre tengo un librito liviano en la mochila, para las esperas (ni hablar de sacar el celular, te lo pueden arrebatar, imaginate, una tragedia, no por el equipo, sino por lo que pueden hacer con tus cuentas)

Hablando de estilo de vida, aquí hay de todo, pero la tensión que tenemos se nota en nuestras caras. Últimamente estoy dando clases a un matrimonio yanqui que quiere vivir un año en Buenos Aires. Vinieron con su hijita de tres años, con la idea de que se hiciera bilingüe. Tienen una especie de fascinación y miedo, me doy cuenta. Estoy encantada de la aventura, porque quieren salir a caminar por la ciudad y tomar clase, no quieren encerrarse en un aula. Una de las mañanas me pidieron ir a conocer el espacio de memoria de la ESMA… ¡Es tan difícil explicar lo que pasó! Porque yo tenía dieciséis años y vivía muy cerca. Y cuando estoy allá, en la ESMA, con ellos, que observan y tratan de entender, no puedo evitar volver atrás en el tiempo, y vuelven los flashbacks de mis dieciseis, cuando veíamos pero no veíamos.
¿Qué será lo que no estoy viendo ahora? ¿Como pasar por la vida en esta ciudad tan dura sin deshumanizarse?
Hay gente sin techo por todos lados, y yo me acostumbré a seguir de largo. Siempre me acuerdo de cuando (también tenía dieciséis) fui al cine con mi amiga Sandy y su hermana mayor a ver una peli prohibida para dieciocho años. Hubo una escena que me impactó para siempre: cuando ven a un hombre que se muere en la calle, y la gente sigue caminando alrededor, sin detenerse. Ahora, con tantos zombies y homeless caminando por Buenos Aires, me acuerdo de eso, y me doy cuenta del enorme retroceso humano que tenemos aquí. Eso no hubiera sucedido en 1976. Pero ahora sucede…”

Autora: Señora de todos los tiempos

💌 Cofre de sentidos

Así empezó mi año, fuera de todo horario y rutina conocida, feliz de todo lo vivido y en recuperación de los kilómetros caminados en la Isla Victoria, el Ventisquero Nego -Cerro Tronador-, Alerzal milenario -Parque Nacional Los Alerces-, Piedra Parada y Cañadón de las Buitreras, esto último todo en el Nor Oeste de Chubut. Todo muy precioso y si bien ya conocía algunos de esos sitios, esta vez al asumir la perspectiva del caminante, ha sido todo muy maravilloso… Ahora ya todo está en calma… El cofre de mis sentidos atesorará en el tacto, los abrazos apretados de estos diez días, mi olfato se reconforta al evocar los aromas de la cocina casera y las comiditas que elaboré con tanto amor, el olor de las tostadas por las mañanas y esos cafecitos a cada rato. El gusto volvió enriquecido por los sabores de la repostería y los chocolates cordilleranos. El oído… el oído encontró la paz en el susurro de los ríos y cascadas, también en la voz de los pajaritos que me acompañaron por senderos perdidos y en los «te amo mamá» pronunciados en las despedidas. Y qué decir de la vista, que volvió henchida de imágenes inolvidables que, como fotos de un álbum viviente, vuelven a cada rato cuando me visita el silencio.

Autora: Senderista

💌 Siempre vemos al superhéroe

No puedo evitar estar un poco melancólica estos días porque este domingo sería el cumpleaños de un amigo que falleció en junio y lo único que se me ocurrió es que gracias a él conocí a mi cantante favorita (Marilina, ya mencionada) así que pensaba escuchar el disco que me hizo escuchar él.

Me gusta mucho recolectar frases que escucho en la calle y/o de mis amigos/as, tengo miles de notas en el celular con el nombre de cada uno. Cuando releo, me mato de risa y pienso: «No me acordaba de esto, que bueno que lo escribí», es una práctica que disfruto mucho porque, por suerte, me rodean personas muy especiales y muchas ideas me surgen de ellos, invento nuevos personajes y así. Siempre quiero escribir cosas «reales» y esta práctica me ayuda, no es que no me guste la fantasía pero siento que a veces en la ficción falta un poco de reconocimiento real. Por ejemplo, cuando pasó lo de mi amigo, llegué a la clase de batería sin ánimos y tuve que decirle a mi profesor lo que había pasado y me dijo algo muy sabio: «Siempre vemos al superhéroe, al que le sale todo bien aunque sea imposible y después cuando nos topamos con esto, con la muerte, ahí nos damos cuenta que no revivís al día siguiente y no sabemos qué hacer». Pienso mucho en esas palabras, y creo que representa mucho mi estilo de escritura y lo que me gustaría comunicar a futuro (o acá, en el presente mail).

Autora: Sabri 

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