#MujeresQueEscriben

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Parque Saavedra, Buenos Aires. Es domingo y los eucaliptos renuevan el aire a media mañana. Cerca mío una mujer joven le toma una foto a dos chicos. Usa una cámara analógica, les enseña sobre esa curiosidad con rollo. 

Hay que tomarse más tiempo con estas fotos, no son como las de celular, les dice. 

No pongan el dedo ahí porque la foto no sale, les dice. 

Tienen que aprender a mirar y a encuadrar, y después hay que revelar, les dice.

La clave es el tiempo, les dice.

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Según mi fecha de nacimiento, pertenezco a la generación millennial. Aunque más que del nuevo milenio, a veces me encuentro siendo parte de un museo. Ese que, entre otras cosas, sacaba fotos de rollo que empezábamos en una fiesta de cumpleaños y terminábamos en un viaje corto, a Chascomús, por ejemplo. 

En un acto por completo antimillennial, las últimas fotos que imprimí, tomadas con una cámara digital, fueron de un viaje con amigas por Mendoza y Chile y de otro viaje por Perú. 

La única ambición, supongo, fue atrapar lo magnífico de viajar con siete mujeres y lo conmovedor del Macchu Picchu como se cazan mariposas en los dibujitos animados. 

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Del tiempo y la escritura hablé en un texto anterior. Pensemos entonces en la observación y la escritura.

Dice la norteamericana Flannery O´Connor en su ensayo Para escribir cuentos*:  

“Aprender a observar es la base de todas las demás artes, con excepción de la música. Conozco a muchos escritores que pintan, no porque sean muy buenos pintando sino porque los ayuda en su trabajo. Les obliga a observar las cosas. La escritura de ficción rara vez tiene que ver con decir las cosas, tiene que ver con mostrar cosas.”

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Bosques de Palermo, Buenos Aires. Es domingo otra vez. Pedaleo por la ciclovía de Libertador. A mi lado, una mujer de pelo largo corre con un conjunto de top y calza floreados. Me detengo en el estampado. Me llama la atención y me acuerdo: es de esa marca que creó una chica que leo en Twitter.

Las bicis frenamos en un semáforo. La corredora con el conjunto floreado va por el pasto, bifurca su camino y sube el puente. La sigo con la mirada y la veo sacarse una selfie. Las bicis arrancamos. Algunos metros después, la volvemos a encontrar en el camino. 

Ya en mi casa, mientras meriendo escribo en Twitter sobre esta anécdota y menciono con un arroba a la creadora de la marca del conjunto floreado.

Ella me devuelve el emoji de un corazoncito y un link a una publicación de Instagram. Lo abro: es la selfie que se sacó la corredora mientras yo esperaba en el semáforo junto a las otras bicis. Más millennial, no se consigue.

 

*Publicado en Cómo escribir. Consejos sobre escritura, de China Editora.

Un comentario en «Millennial»

  1. ¡Me encantó! La cámara analógica es creo algo común a todos los millennials. ¡Y muy buena la frase de Flannery O’Connor!

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