El cuento tiene algo especial: permite alcanzar una gran profundidad en pocas páginas, explorar distintos temas y puntos de vista en un solo volumen… Cada cuento que terminás es como tachar una historia.
Por eso siempre estoy atenta a descubrir cuentistas que retraten algo de nuestro tiempo. Una de las que leí recientemente es Gabriela Mayer, escritora y periodista, que acaba de publicar un nuevo libro con la editorial Milena Caserola.
Nunca podemos descansar del todo tiene doce relatos que abordan temas como los vínculos entre padres e hijos, la violencia machista y las complejidades de la vida sexoafectiva.
Escribe Carla Maliandi en su contratapa:
“Ciudades, barrios, rutas, playas, bares y casas cobran especial relieve en cada historia. Y, a partir de la manera en que las protagonistas habitan tiempo y espacio, lo topográfico va trasladándose a lo afectivo, a lo generacional, a la pertenencia de clase. Siempre existe una incomodidad, una fascinación, una perplejidad hacia el lugar al que se pertenece y ante el sistema de valores, al que los personajes deben responder.”
👉Podés leer acá el cuento que da nombre al libro: Nunca podemos descansar del todo (Página/12)
Una entrevista a Gabriela Mayer
💌 Aproveché el entusiasmo posterior a la lectura del libro para hacerle algunas preguntas a la autora sobre su proceso de escritura. A continuación, te las comparto: nada mejor que conocer a una autora a través de sus propias palabras.
Tenés varios libros de cuentos publicados. ¿Qué trajo de nuevo o de especial «Nunca podemos descansar del todo?»
Aún me falta un tiempo de rodaje del libro para saberlo. Sí siento que cada libro trae siempre ilusión, como si fuera el primero. Y nunca dejará de sorprenderme esa magia de haber escrito un texto en soledad y que un día alguien que no conozco se acerque a comentarme algo, libro en mano, o me escriba un mensaje con sus impresiones de un cuento.
Algunos cuentos de este libro tienen que ver con la infancia, con los recuerdos. ¿Cómo conviven en vos los componentes autobiográficos y la ficción?
Para mí los recuerdos pueden volverse un recurso significativo en el proceso de escritura, porque suelen aportar otro tipo de intensidad. Me interesa cruzarlos con elementos ficcionales y pensar los cuentos a partir de ahí.
Al comienzo sentía un poco de reparo, me daba cierto temor que la emotividad de los recuerdos me impidiera cierta distancia a la hora de llevarlos a la ficción. Pero me fui dando cuenta de que, al menos para mí, son un material más a trabajar. Ese es el desafío, partir de un terreno conocido, pero con el que termino construyendo algo distinto.
¿Tenés un cuento preferido en este volumen?
Voy a elegir un cuento de cada una de las tres partes en las que está dividido el libro. De la primera, me quedo con Nunca podemos descansar del todo, porque le tomé cariño a esa idea loca de que los vivos convivan con los muertos en su cotidianeidad y las consecuencias de anular esa división preestablecida. De la segunda parte, elijo Fecunda. Para este cuento partí de mis propias experiencias en el mundo de los tratamientos de fertilidad, de las percepciones durante ese tránsito. De la tercera parte, me quedo con La terraza, un cuento que decidí reeditar y en el que trabajé con recuerdos de la muerte de mi mamá, que marcó de golpe el final de mi infancia.
¿Por qué elegís el cuento, entre los otros géneros literarios?
Porque es un género en el que me siento totalmente cómoda y que plantea unas posibilidades increíbles, como construir un universo en pocas páginas. Aunque es realmente muchísimo más difícil de lo que parece, no hay margen para el error… me encanta esa imagen que cita Cortázar del cuento como esfera, como orden cerrado.
Si querés conseguir un ejemplar de Nunca podemos descansar del todo, hacé click acá