Por Rocío Cortina
“No me es fácil recordar cómo y por qué escribí un cuento o una novela. En cuanto se despegan de mí, a mí también se me hacen extraños”, dijo la escritora Clarice Lispector, cuando le preguntaron cómo escribió el libro Lazos de familia, que se publicó en 1960 y la hizo conocida en Brasil.
Las cosas que suceden después de escribir están en el terreno de lo inesperado. No sabemos cómo recibirán el material quienes lean, ya que podrán darle sentidos que nunca imaginamos. El tiempo pasa, crecemos y sentimos a nuestras obras ajenas, como de otras personas.
Movilizada por este tema, les pregunté a tres autoras cómo vivieron el final de sus proyectos de escritura y publicación. A continuación comparto sus voces, espero que les iluminen nuevas zonas de la escritura.
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Marina Condó | Autora de la novela “Flores de la Calle”
“La novela ganó un premio y me contaron un mes antes, no tenía que decirle a nadie porque lo iban a anunciar cuando estuviese lista para venderse. Lo primero que hice fue llorar, después agradecer y aguantar.
Antes de que saliera el libro, alguien me sugirió que pensara otro proyecto, así no estaba tan ansiosa. Me parecía raro, era como tener un bebé en la panza cuando este recién había salido.
El primer mes lo dediqué a la novela, a acompañarla, a dar la cara, a cruzar los dedos cada vez que recibía un comentario. Después me agarró el ahora qué. ¿Qué pasa cuando terminás de meter un gol? Hay como una paz, un silencio, el partido sigue pero vos festejás algo que llevó tiempo, sueños, ganas. También vienen los miedos, ¿podré hacer esto otra vez? ¿Me saldrá bien? ¿Y ahora? Para eso nos queda escribir que es algo que existe al hacerse.
Hay un momento de vacío para honrar, en el que todas esas ideas salieron y dieron luz. El momento de no escribir. Aunque en el fondo siempre se está escribiendo, en papel o en energía, también estás. Parece que no pasara nada, pero pasa.”
Conocé más sobre Marina y Flores de la calle acá
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Sandra Barilari | Autora del ensayo “Efecto Dominó”
“Escribir y recopilar este proceso para llegar a Efecto dominó fue productivo y estimulante. En el recorrido nunca imaginé resultados ni resonancias, quizás por esa falta de crédito que le damos a nuestra propia experiencia literaria. Como si fueran dos mundos, uno interno donde alimentamos la usina para escribir y otro externo donde cada quien lee.
Supe que había un puente entre ese mundo interno y el ojo exterior cuando me fui enamorando del producto libro y las lectoras me conmovieron hasta la médula con sus devoluciones: pulso de sanación, aprendizaje, me sentí abrazada por tu libro, es poderoso y necesario, abrió conversación en mi familia, valioso y valiente, lectura transformadora, sos un libro, la ficha dominó es la palabra.
Desde cada percepción y reflexión conformé otro libro u otro mensaje. Alguna vez supe de oídas eso de que al escribir un libro deja de ser tuyo y tiene tantas ediciones como personas que lo lean. Puede ser, pero también sentí la necesidad de leerlo nuevamente porque no podía identificar lo que algunas personas me decían o señalaban como parte de mis letras.
¿Cómo podía alguien saber de un párrafo mejor que yo? ¿Será algo así como lo que pasa con las personas que criamos? Conocemos a esa hija o hije pero no sabemos quién es en otros vínculos que le conforman de un modo más integral. Como si las lectoras completaran el texto y le dieran la mejor forma posible para cada lectura y también infinita.”
Conocé más sobre Sandra y su Efecto dominó acá y en consultapsicosocial.com.ar
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Patricia Pinto | Autora de «Patricia Pinto Artista»
«Mi primer libro, Patricia Pinto Artista, es autobiográfico, íntimo, un recorrido por el pasado, presente y el mundo del arte. Fue un trabajo de investigación profundo y un proceso curatorial amplio de la mano de Fabhio Di Camozzi, mi curador. Se me ocurre analizarlo como un objeto que estaba adentro y ahora está afuera.
Cuando recibimos las cajas desde Buenos Aires donde se imprimió, hasta Rada Tilly, donde yo vivo, fue verlo ya no como documento de Word, pdf o prueba de galera, sino como un libro con volumen, sentir la textura del papel, la tinta y el olor a libro.
Sentí que toda yo estaba en ese libro, y que iba a lanzarse al mundo una parte de mí que muchas personas no conocían. Pasó la presentación, llegaron mails y comentarios de lectores y lectoras, y cada uno puso el ojo y la atención en cosas diferentes, incluso muy distintas de lo que quise expresar. El libro ya no era mío, y crecía con todas esas valoraciones.
Pandemia de por medio escribí mi segundo libro, también autobiográfico y aún inédito, Mi hermano Oscar. Está escrito con el corazón, los procesos curatoriales y de edición fueron diferentes, este libro tiene otro carácter. Lo cerré, todavía me cuesta leerlo y me emociona mucho. Estoy como en proceso de parirlo.»
Conocé más sobre Patricia y su libro acá y también en su Instagram
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Este texto fue enviado en el newsletter del espacio de escritura y lectura La Transformación, que abarca temas vinculados con literatura contemporánea y escritura creativa. Si te gustó, podés suscribirte acá