La obligación de ser genial (Gog & Magog ediciones), de Betina González, es uno de los libros que más disfruté en este 2021. Se trata de un compilado de crónicas y ensayos que interrogan el modo en que nos vinculamos con aquello que leemos y escribimos 📚
Pensando con perspectiva de género, la autora plantea que para las mujeres la escritura se da como un secreto. Apartamos la escritura del mundo, quien escribe se oculta y comete un hecho sospechoso en esta sociedad de demanda y comunicación inmediata. La escritura ocurre como algo privado, escondido, que primero siempre es para una misma.
🎉 “Hacer la propia fiesta, eso sí que es vivir de la escritura”, sostiene González.
Cuando leí esa cita, me remitió a la novela de Marguerite Duras, El amante, donde ella narra: «Quince años y medio, ya se lo he dicho a mi madre, lo que quiero es escribir. La primera vez, ninguna respuesta. Y luego ella pregunta: ¿escribir qué? Digo libros, novelas. Dice con dureza: después de las matemáticas, si quieres, escribe.”
Un recorrido propio
Si pienso en mi propio recorrido, esto sucede y sucedió. Aunque nunca se me había ocurrido catalogarla como un secreto, la escritura personal, como modo de expresión, de descarga, de poner en papel lo que no se podía hablar o no había con quien, fue lo primero que me convocó en la adolescencia.
👀 Para ser honesta, la exclusión ante la demanda del mundo exterior sigue siendo sospechosa. Nunca hay una justificación suficiente para hacerse a un lado y leer, escribir, apagar el teléfono, desaparecer.
Me acuerdo de un tweet que leí hace unos días: una chica contaba que había dejado a su hija al cuidado de su suegra para irse a escribir un rato a un bar. Pero se sentía rara, porque la suegra le preguntó qué tal iban los cuentos, y esa frase la persiguió durante todo el rato.
Volviendo a mi experiencia, más tarde la escritura para mí fue trabajo, y ya ni hubo tiempo para preservarla ni tenerla bajo el reparo. El periodismo fue por muchos años la forma de “ganarme” la vida. Más adelante exploré la narrativa, la ficción, escribí y publiqué cuentos, amplié esos límites tan discutidos entre ficción y no ficción.
Mujeres que escriben
La escritura adquiere un nuevo compromiso al incentivar y guiar a otras personas desde la docencia. Con mucha frecuencia noto que en los talleres que organizo aparece la idea de escritura como secreto que propone Betina González.
Mujeres que escriben es un espacio que visibiliza voces de mujeres y nos permite analizar la literatura que surge, mientras los feminismos siguen transformando la sociedad.
Hay mujeres que llegan con un recorrido en las letras, pero sin haber mostrado nunca el material. Hay mujeres que escribieron en otros momentos de sus vidas sin contárselo a nadie, y que quieren retomar ese hábito desde un nuevo lugar. Hay mujeres que disfrutan mucho la lectura y quieren estar del otro lado.
Pero también suceden otras cosas. En los talleres grupales, la escritura personal que en algún momento pudo haber sido un secreto se pone en otro lugar, cuando se comparte y toma estado público 📢
Los talleres grupales son espacios donde nos cuestionamos qué escribimos las mujeres en el mundo de hoy, intentamos desarmar mandatos respecto de las «escrituras femeninas», sus temas de interés y formas de circulación en el mundo contemporáneo. Para devenir hacedoras. Para no tener que hacer aquello que nos gusta en secreto, ni a escondidas.
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La foto de esta entrada es de Pablo Jose Rey para universosliterarios.com